miércoles, 20 de mayo de 2009

SEMANA 25 DE EMBARAZO


¡Hola!
Cada semana va quedando menos, ya estamos en la semana 25 de gestación y 23 de mi crecimiento. Ya mido más de 20 cm. (23 aproximadamente) de cabeza a pompis, y mi longitud total es de más de 30 cm. (alrededor de 34 centímetros) desde el pirri hasta la uña del dedo gordo del pie. Peso unos 680 gramos y, aunque no te parezca mucho peso, atrévete a decirselo a mi mamá a la cara. Mi cuerpo se ve más lleno, en vez de delgado y largo. A medida que vaya engordando, mi piel tendrá menos arrugas y se verá más suave. Las lorcillas se empiezan a distinguir a ambos lados. Cada día me parezco más al recién nacido que conocerás en unas semanas. ¿Cuántas? ¡Ah! Ese es el gran secreto, y así es más divertido para todos, ahí fuera podéis hacer porras para pasar el rato hasta el gran momento (el de conocerme, claro).
Ya tengo pestañas, lo sé porque las he tocado, vérmelas es imposible, claro. El color de los ojos todavía no se ha desarrollado por completo, ya que algunos pigmentos necesitan luz para acabar de formarse. Por eso, los ojos del colectivo intrauterino cambian en las primeras semanas de vida. De color, no de nada más. Los caucásicos suelen nacer con ojos claros, pero cuando maduran no tienen porqué conservarlos, posiblemente acaben con ojos verdes o marrones. Como los míos, ya que papá y mamá tienen los ojos de ese color, así que los míos serán chulísimos. Antes se creía que el color de los ojos estaba determinado por un solo gen, nuevas investigaciones han demostrado que realmente son varios genes, así que es imposible saber qué ojitos tendrá el bebé sólo mirando el de los progenitores.
Ya que estamos con el rollo estético hablaré del pelo, que en mi caso ya tiene color y textura, aunque una vez que haya nacido, podría cambiar. Por ejemplo, los bebés que nacen pelirrojos pueden ponerse rubios, los que tienen pelo oscuro pueden tener luego mechas de un color más clarito y, a menudo, los rubios se convierten en morenos. Esto es como ir a la peluquería, gratis y sin aguantar a la choni adicta al tinte (cada diez minutos se oxigenan, a pesar de la raya negra, más amplia que la parte descolorida) con el piercing de plástico negro en el labio superior.
En otro orden de cosas, el sentido que más se desarrolla a partir de esta semana es el oído. A pesar de estar muy aislado, me entero de todo lo que pasa porque las ondas sonoras viajan más rápido por el líquido amniótico que por el aire, esto lo compruebas metiendo la cabeza bajo del agua (mejor en la playa o en la piscina que en la taza del váter). Como consecuencia, empiezo a escuchar los primeros sonidos, principalmente los gorgoteos, los murmullos del cuerpo de mamá y cuando raja junto a sus compis de curro.
También percibo ruidos que yo mismo produzco, como mis chapoteos en el líquido amniótico (como mola hacer olas), algunos ruidos fisiológicos míos, o el movimineto de los líquidos producido por las ondas ultrasónicas de las ecografías. Aunque los ultrasonidos no son percibidos por el oído humano, las ondas agitan el fluido de la bolsa amniótica y el pequeño puede percibir su sonido. Del mundo exterior, me llegan las conversaciones, ruidos estridentes y música. Con todo, los soniditos de mamá siempre serán diferentes del resto, porque viajan a través de los fluidos de los dos cuerpos. Ésta es una de las muchas explicaciones que se da a la especial relación que establecen madres e hijos desde el nacimiento. Cosas de la psicología fetal, esos grandes profesionales.
Ahora que ya hemos cogido confianza (aunque habrá que esperar a dentro de unas semanas) te voy a contar una anécdota: la otra tarde estaba yo tan tranquilito cuando de repente oigo a mamá que dice: "Ven Santi, acerca la cabeza por si lo puedes escuchar". De repente noto que se empieza a hundir una de las paredes, que constriñen mi espacio vital (que es sagrado), y, claro, yo me defiendo de la única manera que conozco: a patadas. Así que a la primera guasca el bulto decreció, desapareció la depresión invasora y pude respirar aliviado. Confirmé mi triunfo cuando escuche a mi papá diciendo: "Jo*er con el crío, que ha endiñao una patada que casi me revienta la cabeza". Textual.
También empiezan a ponerme música y a mi que me gusta, bailo. Pero cuando más emocionado estoy y más botes estoy dando, me quitan la gracia y se acabó la música. ¡Qué egoístas!

3 comentarios:

  1. jajaja Es que papá... ai que ver, metiéndose en todo, eh?? jajajaja
    Yo también tengo los ojos marrones, Eric ^^
    Y por cierto, por el color de pelo no te preocupes. Siempre puedes teñirte. Pídele consejo a la "rottweiler" si te interesa (papá te dirá quien es xD)

    Un besito fuertecito ^^

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  2. Jejejejeje. Que grande es Eric Guillem. Bueno yo te voy a dar consejos sobre lo que debes hacer cuando nazcas para hacer felices a papá y mamá:

    · Les gustará mucho que cojas las pinturas del cole y expongas tu arte en las paredes de casa, así expresaras y desarrollaras tu imaginación.

    · También les gustará que por la noches, sobretodo cuando seas más pequeño, pongas a ejercitar tus pulmones llorando. Especialmente cuando al día siguiente tengan que madrugar.

    · Pero sin duda les encantará que cuando vayan a hacer mimitos entres en la habitación y les digas que tienes miedo y quieres dormir con ellos.

    Sigue estos consejos y serás hijo único! podrás tener todos los juguetes para tí Eric Guillem!!

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  3. jajajaja Nada, nada. Santi, cuando querais daros mimitos, nos dejas a Eric Guillem en nuestra casa, para que le joda la noche a Jorge y dejen de ocurrísele tan buenas ideas.

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