miércoles, 29 de julio de 2009

SEMANA 35 DE EMBARAZO


¡Hola!
Aquí estoy, haciendo el sacacorchos a ver si me encajo y salgo. Mientras, como no tengo mejor ocupación, me dedico a cebarme y engordar, en la línea de Hansel y Gretel en la casita de chocolate. Rondo los 50 centímetros de longitud o altura (táchese lo que no proceda) y peso unos 2,4 kilitos.
Todavía sigo acurrucado y cada vez es peor y estoy más apretado en el útero. Hace tiempo que acabó la diversión, ni floto como antes, ni doy los saltos que daba, ni puedo soltar las huascas que arreaba. Pero que tenga menos espacio no significa que no pueda moverme: siempre me quedarán las patadas.
Mi cerebro y mi cabeza ya han alcanzado su tamaño máximo, y menos mal, porque si no de aquí no me sacan ni con grúas. He producido 100 billones neuronas (y empecé con una sola neurona hace 28 semanas) con 100 trillones de conexiones, que me durarán toda la vida, o un poco menos dependiendo del garrafón que me cuelen en las discos. No me pidas que repita el número de neuronas y conexiones que a partir de 10 me pierdo.
Los riñones están ahora completamente desarrollados y el hígado también está comenzando a funcionar y filtrar. Básicamente ya estoy desarrollado al completo, me falta empezar a funcionar.
Mis testículos, que son como dos hermanos gemelos más (a veces pienso que somos trillizos) ya han descendido a su lugar definitivo en el escroto, o dicho a lo vulgar, tengo los huevos en la cesta.
En esta semana 35 y en las últimas semanas, mamá me transferirá inmunidad temporal contra enfermedades infantiles (como las paperas y el sarampión). Estaré protegido hasta que me chuten las primeras vacunas.
Ya sé que estás deseando ver a esta ricura que te habla, pero ten un poquito de paciencia porque cuanto más tiempo esté dentro del vientre, más desarrollado y sano estaré en el momento de nacer. Las cosas a su debido tiempo.

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